Divendres, 29 de desembre
La necròpolis del segle
Joan Barril
Continua a guanyats
Hace mucho tiempo [tanto que parecen siglos] hubo un escritor muy importante y famoso llamado Italo Calvino que nos invitó a pensar una ciudad muy bella constituida únicamente por sus canalizaciones de agua. Una maraña de tuberías que [según Italo Calvino] partiendo del suelo suben verticales por lo que serían los edificios, para ramificarse horizontalmente en cada planta en la que se hallaría cada piso. Al final de las tuberías pueden verse lavabos blancos, duchas y bañeras donde inocentemente mujeres disfrutan porque sí del agua. La explicación [según Italo Calvino] es que esas mujeres son ninfas que encontraron en estas tuberías el medio óptimo para desplazarse y así vivir sin obstáculos en su natural acuático medio. A lo que no nos invitó fue a pensar que dentro de cada uno de nosotros existe otra ciudad si cabe aún más compleja; el sistema de venas, vasos y arterias por las que circula el torrente sanguíneo, una ciudad que no posee ni grifos, ni aberturas, ni desagües, sólo un canal sin fin cuya circularidad y constante retorno consolida un "yo" con el que salvamos de la fatal dispersión de nuestra identidad en el Universo. Un desierto que no avanza, un tiempo mineralizado y detenido llevamos dentro. De ahí que el "yo" consista en una hipótesis inamovible que al nacer se nos asigna y que hasta el final sin éxito intentamos resolver.
Las fechas previas a la Navidad, entre los días 16 y 22, el trabajador autónomo sufre más que nunca los rigores de no estar asalariado. Y no sólo porque no tiene lote, con sus botellas de licor de kiwi y sus aceitunas, ni paga extra, ni lotería comprada por el jefe, sino porque no tiene cenas de empresa. Ustedes no saben lo hermoso que es tener una cena de empresa de la que despotricar, de la que hacer chistes tipo El Club de la Comedia. Es como estar solo en fin de año. Si estás solo, no puedes despotricar como si te toca pasar el fin de año en familia. No puedes decir que pasas de salir y que te quedarás en casita, porque tú no te diviertes cuando toca, sino cuando quieres. Eso se dice cuando se ama, porque cuando se ama ver el discurso del Rey es gracioso, pero no deprimente. El autónomo no tiene amigo invisible con objetos picantes comprados en una sex shop, ni posibilidad de ligoteo con el del departamento de ventas que se ha sentado a su lado. Ni de coger el tradicional pedo. Nada.
Ara que s'acosten les festes de Nadal, el Cap d'Any i els Reis m'agafa l'inevitable desànim de sempre. No es tracta que aquestes festes em produeixin angoixa existencial, que em facin pensar en el pas implacable del temps, que els records del passat m'entristeixin. No es tracta, tampoc, que em facin nosa les reunions familiars o els sopars amb amics.
Les Fades celebraven una gran assemblea per procedir a la repartició dels dons entre tots els nounats, arribats a la vida de feia vint-i-quatre hores.
Veig el cartell en un fanal del carrer Mallorca. És de l’Ajuntament de Barcelona. Hi diu que a partir d’avui, en aquest carrer faran “actuacions en l’arbrat”. Primer de tot penso en uns putxinel·lis fent teatre entre les branques dels plàtans. Però no. Fer actuacions en l’arbrat deu voler dir que els jardiners poden els arbres. No m’emocionava tant per raons lingüístiques des del dia que vaig rebre una carta (també de l’Ajuntament) on m’anunciaven que farien uns arranjaments en els “elements semafòrics”. Volia dir que reparaven els semàfors. La persona creativa que ha rebatejat els semàfors com a “elements semafòrics” i la que ha rebatejat la poda d’arbres com “actuacions en l’arbrat” deu ser la mateixa. I aquesta persona es mereix tots els meus respectes. Parlar d’actuacions en l’arbrat en lloc de parlar de podar els arbres, i parlar dels elements semafòrics en lloc de parlar dels semàfors, és una manera molt més bonica i innovadora de fer servir l’element lingüístic (abans llengua)(...)
L'Arch de Sant Martí/ 31 de maig de 1885
El Periódico/ 1 de desembre del 2006