25.2.07



Diumenge, 25 de desembre


Sons amb sentit

Manuel Vicent. Sonidos

sounds El latido del corazón de la madre que oye del feto es semejante al zumbido rítmico que le llega al vecino de la primera planta desde la discoteca situada en el sótano. Ese sonido sincopado que nos martilleó antes de nacer y que ya hizo vibrar nuestras mucosas más íntimas lo reencontramos visceralmente a lo largo de la vida en el compás de ciertas melodías. Cuando pasa un coche vomitando por las ventanillas unas descargas salvajes de música bakaladera, pienso que el interior del vehículo es una placenta y que el tipo al volante se cree aún en el vientre de su madre. Han desaparecido los sonidos medievales: el yunque del herrero, el grito del buhonero, la trompetilla del pregonero, el rebuzno del asno en la soledad de la era a las tres de la tarde. En medio de aquel silencio compacto, que reinaba antes de que se inventaran los motores de explosión, de pronto, las campanas, los cohetes, el jolgorio de la multitud, las cornetas y tambores tenían un sentido orgiástico. Servían para que la gente, después de un largo periodo de tedio, reventara por dentro el día de fiesta. Hoy aquellos sonidos ya no son reconocibles(...)

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22.2.07



Dijous, 22 de febrer

"Somos una sociedad muy insolente"

 C. Geli. 22/02/2007. Salvador Giner recibió ayer el Premio Nacional de Sociología.

Pregunta. No regresó a Barcelona hasta 1990. ¿Qué le llamó más la atención al volver?

Respuesta. La transformación de España de un país semirural ha urbanizado en tan poco tiempo. Lo que en el norte de Europa se tardó 120 años, aquí se hizo en 30. Todo el mundo habla de la transición política, pero la cultural ha sido la más extraordinaria. España era un país que quemaba iglesias y los católicos mataban masones. Pues 40 años después, las iglesias están vacías. Se ha sustituido quemar las iglesias por la indiferencia a ellas. Un salto brutal. En cambio, el salto étnico-cultural ha sido pequeño: el catalanismo, el andalucismo... se han reafirmado. Las identidades colectivas hispánicas se han intensificado. Quizá sea fruto de un proceso compensatorio de pérdida de esa personalidad (...)
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12.2.07



Dimarts, 13 de febrer

Duel al sol


duelistes L'arch de Sant Martí. 12 de juliol 1885. Redacció

Lo dilluns passat sortiren desafiats dos germans veïns del Fort-Pio fent cap a un camp prop de sa casa. Una volta arribats, començaren los dos contendents a despullar-se, quedant als pocs moments un dels dos nu de pèl a pèl, el qual, impacient, amb una grossa daga a la mà, es passejava amunt i avall del camp esperant que el seu germà es posés amb trajo de combat.
Veient que aquest tardava en aparèixer en escena, determinà el primer preguntar-li per què tardava tant, contestant-li el segon que no es podia desfer un nus dels calçotets. Llavors s'hi acostà i amb la daga que portava li tallà la beta; una volta tots dos, tan nuets com varen venir al món, se comencen a repartir ganivetada a dret i a través, resultant-ne un ferit.

L'agressor fou detingut i portat al lloc dels fets per la parella de carabiners que es trobava de punt en lo Fielat. En veure'l, lo ferit digué que el deixessin anar que era el seu germà i que ell lo perdonava, i tot seguit la citada parella el deixà en llibertat. No comprenem nosaltres lo perquè de deixar-lo lliure sent culpable. Los tribunals entenen en l'assumpte.

5.2.07



Dilluns, 5 de febrer

Desastre de cajón de desastres

Maruja Torres


drawer De la no confesada decisión de aplazar y de la pereza que provoca poner en orden en nuestras cosas aparentemente secundarías viven los cajones menos frecuentados de nuestras vidas, aquellas plazas huecas que acogen lo que nos negamos a clasificar; lo que no queremos afrontar; recordatorios de las citas a las que no acudiremos y también reminiscencias de encuentros que no resultaron tan bien como preveíamos, que incluso resultaron fatales, humillantes, vergonzosos.

A la izquierda de mi mesa, de cualquier mesa en cualquier lugar del mundo –sea un escritorio o uno de esos muebles como espejo de habitaciones de hotel o apartamentos alquilados, que solo sirven para albergar cajones, pese a haber sido diseñados para que las damas recompongan su aspecto-, hay siempre un cajón hondo, el predilecto para estos casos, en el que arrojo cuanto va segregando mi paso por la ciudad. Un botón de un tejano que se descosió y que me resisto a coser porque no sé en dónde he puesto el hilo y las agujas que sí, estoy segura, traje conmigo, y que también se encuentra en este cajón, solo que no lo sé y no me apetece meter la mano a fondo...

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